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La trastienda de los campamentos de verano

Los campamentos de verano eran antiguamente lugares donde se enviaban a los hijos a ser más independientes y a vivir en contacto con la naturaleza. Muchas son las películas que han tratado este tema, como por ejemplo, “Tú a Boston y yo a California”, que cuenta la historia de dos hermanas separadas de pequeñas por sus padres divorciados. Travesuras, grupos enfrentados, actividades… y un lugar en las montañas con un lago y cabañas, imagen que asociamos al típico campamento.

Sin embargo, las cosas han cambiado, el ritmo de vida que llevamos y la conciliación familiar y laboral han hecho que los campamentos de verano cumplan otra función, se han convertido en el lugar donde los padres y madres que trabajan envían a sus hijos a divertirse durante su jornada laboral. El concepto ha cambiado y los padres prefieren no separarse de sus hijos enviándoles a campamentos fuera de la ciudad, sobre todo hasta los doce años. A partir de aquí el planteamiento es otro, completar su formación aprendiendo un idioma en el extranjero.

Los niños y niñas tienen que diferenciar, aunque los campamentos se realicen en las propias instalaciones de su colegio, que nada tiene que ver con el curso escolar. Sin embargo, hay que encontrar el punto de equilibrio adecuado: no se va a estar jugando en el patio todo el rato. Aunque los deportes y las actividades al aire libre deben de tener un lugar dentro de la programación de las actividades.

¿Cuáles son los ingredientes que se necesitan para hacer un buen campamento?

Hay que tener en cuenta varios factores:

  • Personal altamente cualificado. Hay un trabajo inicial realizado por un equipo de pedagogos, maestros, “coaches”… que estructuran cuáles son los contenidos. Los coordinadores y los monitores, profesores de Educación Infantil y Primaria. Y en el caso de nuestros campamentos, deben dominar el inglés. Además de ser extrovertidos, cercanos con los niños y resolutivos.

  • Programación interesante y novedosa. Las actividades se confeccionan en función de la edad de los niños y los objetivos que se persiguen, sin olvidar que estamos en verano y que un campamento no es la continuación del curso académico.

  • Mucha organización. Esto es imprescindible. Hay que estar siempre pendiente de los niños y teniendo en cuenta las necesidades de cada uno: tener conocimiento de las enfermedades, alergias, quién lo recoge, sí ha venido... Pero también hay que organizar las excursiones, la comida… hasta el último detalle es muy importante para que los niños estén en un ambiente seguro, y los padres, confiados.

  • Materiales adaptados a cada edad. Balones, pinturas, cajas de cartón, “Hinchables”, pistolas de agua…. Tan importante son las actividades que se realizan como el material que se pone a disposición de los niños. Además, de la imaginación de los monitores

Y sobre todo, ¡Muchas ganas de pasarlo muy bien!

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