Carencias afectivas y sus efectos
La carencia afectiva se puede definir como la falta de cuidados o atención y protección necesaria. En la vida de los niños/as, la falta de afecto, puede ocasionar consecuencias según sus edades.
La carencia afectiva en los/as niños/as es más común de lo que se cree. La vida actual, la falta de tiempo con los padres, el exceso de estímulos, las largas jornadas de colegio y trabajo, el exceso de compromisos, ha provocado que aumenten los casos de visitas al psicólogo por diversos problemas entre los que se figura como causa la falta parcial o total de afecto en el entorno próximo.
En el caso de los/as niños/as es sumamente importante el afecto. Los niños necesitan que se les preste atención, se muestre interés por su vida, se les mime, se sientan útiles y se les exprese amor y ternura a lo largo de su desarrollo. Así se satisface su necesidad básica de seguridad y afecto y se favorece su desarrollo psico-emocional.
Algunos síntomas en los niños/as de carencia afectiva pueden ser:
Las infecciones: la falta de cariño influye en la capacidad que tiene el organismo de defenderse de agentes externos como pueden ser los virus. Por lo que aquellos niños/as que reciben poco cariño tienen más probabilidad de padecer infecciones.
Desarrollo físico: el crecimiento va más lento y esto también está relacionado con los déficits fisiológicos.
El comportamiento: se pueden evidenciar varios comportamientos como, agresividad, aislamiento, melancolía, ira, cambios de humor, entre otros.
Estrés infantil: está estrechamente asociado a la carencia afectiva. Todo niño/a que no reciba el cariño suficiente puede desarrollar un nivel de estrés elevado.
La desconfianza: Ante las ausencias, los vacíos y las faltas de atención, los/as niños/as no se sienten seguros/as y esto hace que tengan temores y miedos a la hora de interactuar con otras personas.
Debemos estar vigilantes, y si observamos que alguno de estos síntomas se están dando en nuestros/as hijos/as, debemos poner remedio rápidamente, transmitiéndoles afecto y cariño, haciéndoles sentir que son queridos para que puedan desarrollar adecuadamente el plano afectivo, pasando tiempo con ellos, de esta forma lograremos no encontrarnos con personas egocéntricas, con escasas habilidades sociales y dependientes emocionalmente cuando sean adultos.
Escrito por Ana de Nicolás, responsable del departamento pedagógico de IDRA Socioeducativo.